Cuando se habla de municipalismo en El Líbano, Beirut Madinati se presenta usualmente como el modelo de organización de base. Beirut Madinati se formó como consecuencia de las protestas masivas contra la crisis de la basura de 2015, que mostró el colapso del manejo de esa infraestructura en manos de políticos corruptos. La campaña retomó los reclamos de activistas de You Stink (Tu apestas) y estableció una campaña electoral para participar en las elecciones municipales de 2016. La campaña estuvo compuesta por académicos, activistas y profesionales que buscaban desbancar a los enraizados funcionarios públicos de Beirut.

Si bien la campaña logró energizar a algunos votantes, aparecieron también numerosos desafíos que disminuyeron participación electoral, lo que generó malestar en Beirut Madinati. Así, la escasa concurrencia de votantes, la incapacidad de lograr apoyos más amplios y la derrota en las elecciones destacan la importancia de distinguir entre municipalismo y política electoral en El Líbano. Desde la campaña de Beirut Madinati, El Líbano ha visto sin duda una participación revitalizada de la sociedad civil y de los movimientos de base. Más notable aún, el levantamiento del 17 de octubre de 2019 contra el alza de impuestos, la corrupción predominante entre la élite libanesa y una inminente crisis económica han abierto el camino para la inclusión de esfuerzos municipalistas que habían estado históricamente reservados para la élite social e intelectual.

Beirut Madinati, la Revolución de octubre y las varias luchas que siguieron ofrecen perspectivas cruciales sobre las estrategias y esfuerzos organizativos de las comunidades más marginadas en El Líbano. El foco en las estrategias de grupos tales como trabajadoras/es domésticas/os migrantes, activistas feministas y agricultoras/es, que trabajan fuera de los confines legales y políticos delineados por el estado libanés, pone de manifiesto que el municipalismo en El Líbano existe lejos de la atención internacional. Al mirar el legado colonial en que se basa la composición legal y política del estado libanés, volver la vista hacia los grupos marginados muestra dónde están localizados los esfuerzos municipalistas y por qué no podemos confiar en la política electoral en El Líbano.

 

Legados coloniales: alejarse de la visión de la política electoral como salvación

Si bien es difícil sintetizar los legados del colonialismo e imperialismo francés y otomano en El Líbano, es importante señalar algunos factores claves:

  1. En 1860, los franceses reprimieron un levantamiento campesino segregando a las/los habitantes de los pueblos según religión, haciendo de “la herencia religiosa un marcador primario de la identidad política moderna”. Antes de los levantamientos de 1860, las comunidades se organizaban en torno a la propiedad de la tierra y no por identidad religiosa.
  2. Mientras que los franceses fragmentaron El Líbano según secta religiosa, la Ley municipal otomana de 1877 introdujo la gobernanza municipal en la región. El sectarismo se volvió así el nuevo modo de gobernanza en el país.
  3. Estas características se reforzaron aún más con la Ley municipal de 1977, sancionada en medio de la guerra civil libanesa. Esta ley, que trajo consigo la descentralización, se basó en las divisiones sectarias al consolidar las municipalidades como nodos de gobernanza y limitar el derecho a voto a las/los residentes de los distritos municipales.
  4. El registro de votantes está basado en el único censo realizado en El Líbano —en 1932 bajo mandato francés. La Ley municipal de 1977 depende entonces del legado colonial que confina a las personas al sectarismo del espacio y de los derechos implementado durante el auge de la interferencia colonial e imperial en el país.

Dado que los bordes municipales fueron designados por las marcas religiosas de cada pueblo/ciudad, la Ley municipal de 1977 reprodujo la misma estructura de gobierno impuesta por el régimen colonial. Esta ley también permitió a los varios líderes militares de la guerra civil consolidar su poder sobre varias regiones del país a través de las municipalidades. Aquí, la política electoral no sólo reproduce el poder del estado libanés sino que también inmoviliza el cambio radical, al confinar el derecho a voto de las personas en función de sus sectas religiosas y pueblos, sin importar donde residen actualmente. Debido a estas circunstancias históricas y legales, las formaciones municipalistas en El Líbano deben provenir de organizaciones fuera del sistema institucional imperante en el sur global —o de lo contrario se arriesgan a mantener la gobernanza hegemónica que ha frustrado a las/los residente de El Líbano.

 

Municipalismo sin municipalidades: organizarse contra el poder del estado

Los esfuerzos organizativos de Egna Legna, “un grupo de migrantes de Etiopía que aboga por los derechos de las/los trabajadoras/es domésticas/os en El Líbano” fundado por Banchi Yimer, es un ejemplo perfecto de municipalismo en El Líbano. Egna Legna se moviliza contra los abusos y las condiciones de esclavitud en las que están las/los trabajadoras/es domésticas/os en El Líbano como parte del sistema Kafala, que “supedita legalmente el estatus migratorio de los trabajadores migrantes a una relación contractual con su empleador”. Esto consagra la “posición del empleador como tirano… que puede retener salarios e infligir terribles abusos sin consecuencias”. Egna Legna ha creado una comunidad para las/los trabajadoras/es migrantes, ofreciendo consultas legales, refugio, asistencia financiera, clases y eventos comunitarios para crear espacios seguros para el encuentro. Luego de la explosión que destruyó una gran parte de Beirut, Egna Legna ha organizado la repatriación de trabajadoras/es domésticas/os etíopes que fueron abandonadas/os por sus empleadores.

Candidato/as y activistas de Beirut Madinati posan luego del anuncio de sus listas de candidatos para las elecciones municipales en Beirut, El Líbano, 22 de abril de 2016. Foto tomada el 22 de abril de 2016. REUTERS/Mohamed Azakir – RTX2CZSS

Mientras combate aspectos estructurales del sistema Kefala, Egna Legna se organiza en torno a necesidades concretas. Resistir el sistema Kefala incluye ofrecer mejoras para la vida cotidiana de las/los trabajadoras/es migrantes en El Líbano, ofreciendo recursos y talleres tales como fabricación de jabones y accesorios como alternativa frente al sistema corrupto. En este artículo, el activista Tsigereda dice: “el objetivo es enseñar a las/los trabajadoras/es migrantes un oficio con el cual puedan ganarse la vida… (y) proveerles una alternativa fuera del sistema libanés de ‘kafala’”. Así, el trabajo de Egna Legna ayuda a aliviar la carga cotidiana mientras ofrece redes de apoyo a largo plazo; “las luchas que se ocupan de medios cotidianos de sostener la vida pueden construir poder de forma sostenible —más que simplemente aliviar la miseria.”

Si bien el sistema Kefala, tal como el estado hegemónico libanés, está lejos de ser desmantelado, los esfuerzos de Egna Legna por modificar y mejorar la vida cotidiana proveen recursos, espacios y comunidad a las personas marginadas en el país. Este es el ejemplo más profundo de municipalismo en El Líbano, porque “bajo ciertas condiciones, los proyectos colectivos para reorganizar cómo hacemos frente a nuestras necesidades pueden proveer alternativas más poderosas que la caridad, el comunitarismo y la supervivencia individual”. Los miembros de la sociedad libanesa marginalizados y sin derecho han producido una formación política alternativa a través de la cual pueden trabajar contra el poder del estado para apoyarse mutuamente.

 

La Revolución del 17 de octubre: el impulso al municipalismo en El Líbano

La Revolución de octubre también abrió el camino para una mayor distinción entre los esfuerzos municipalistas y la política electoral en El Líbano. La “base de un poder real de oposición” vino del rechazo durante el último año a cualquier negociación o elección liderada por políticos enraizados en sus funciones, especialmente después de la explosión en Beirut. Al alejarse de un lenguaje excluyente y xenófobo, y expandir la solidaridad más allá de los confines de las municipalidades, el levantamiento ha cambiado el escenario político en El Líbano. Esto viene de la mano de activistas feministas, que dieron forma a los mensajes incorporando asuntos de clase, luchas de migrantes y refugiados, y un marco anti-capitalista fortalecido por la solidaridad más allá de lugares y espacios específicos.

Mientras los políticos a menudo acusan a las y los refugiados sirios y palestinos por los problemas de El Líbano, las feministas se movilizaron para rechazar este lenguaje divisorio y xenófobo con canciones populares y slogans que resonaron a través del país. El estilo creativo de las canciones hizo más que producir una melodía pegadiza —de hecho marcó los mensajes de la revolución que respondió a las tensiones sectarias. Luego de una noche de confrontaciones entre dos barrios (el barrio cristiano de Ain el Remmaneh y el barrio shiíta de Chiyah, donde estalló la guerra civil 45 años atrás), los grupos feministas llamaron a una movilización unitaria para el día siguiente. Miles de mujeres y activistas feministas marcharon a través de los barrios, cantando y dando la bienvenida a las personas del otro lado de la ciudad, recibiéndoles con flores y aplausos. El éxito de la resistencia feminista frente a las amenazas del conflicto sectario en esta protesta inspiraron aún más la solidaridad inter-municipal.

Manifestación en Beirut. Foto: Nabil Ismail.

En varias regiones comenzaron a cultivarse esfuerzos inter-municipales/sectarios, lo que muestra cómo el mensaje feminista se hizo eco a través del país. En Trípoli, al norte de El Líbano, las y los manifestantes se reunieron en la plaza para discutir la inseguridad alimentaria y lanzaron el movimiento Habaq. Otros grupos reclamaron tierra en el norte y comenzaron a cultivar frutas y vegetales para sus comunidades. Un activista dice: “ya no queremos depender del estado en relación a… la soberanía alimentaria”. Activistas y campesinas/os desarrollaron un plan alternativo para la distribución de alimentos en Trípoli. El movimiento Habaq se ha expandido a otras regiones de El Líbano. Otro activista afirma: “llamo a un residente en Beqaa y le dijo ‘tengo rábanos, ¿tú qué tienes? ¿quieres intercambiar?’”. El objetivo de la iniciativa es “enfocarse en cómo construir una red de la gente”, y la promoción de actividades que creen una economía local sostenible.

Los campamentos instalados en varias plazas a través del país durante la Revolución de octubre permitieron una forma alternativa de recrear una cambio en la vida cotidiana. Este cambio desde una definición de proximidad basada en límites municipales a otra que supone ayuda mutua y sustento marca la introducción del municipalismo en una escala más amplia en El Líbano.

 

Municipalismo global: entender los desafíos de los esfuerzos municipalistas en el sur global

Dados los legados coloniales impuestos por franceses, otomanos y líderes de la milicia libanesa, la política electoral y el municipalismo deben separarse en El Líbano. Las formaciones alternativas que se basan en el cuidado, las redes de ayuda mutua y la solidaridad a través de los bordes municipales desestabilizan el núcleo de la gobernanza del estado libanés. La tentativa de Beirut Madinati de desbancar a las élites políticas de larga data de la municipalidad de Beirut ciertamente energizó a las personas y permitió ver las posibilidades de un futuro alternativo. Sin embargo, la Ley municipal y el agarre político del orden sectario limita el potencial de éxito de una tal campaña.

Desde las campañas municipalistas del norte global, aprendemos la importancia de las confluencias que, como señala Vicente Rubio-Pueyo, “prestan atención al proceso mismo, lo que les permite permanecer abiertas y en contacto con su entorno, de tal modo que los ciudadanos ordinarios que quieran sumarse pueden hacerlo en cualquier momento… se trata de permitir la posibilidad de lo imprevisto —el desborde”. Esta lógica de confluencias debe aplicarse a las redes internacionales del municipalismo. Si nuestros “objetivos y resultados” van a cambiar radicalmente las maneras en que la auto-reproducción y el poder se recrean desde las bases a través de redes municipalistas, a la hora de acercar el norte y sur globales debemos considerar las limitaciones políticas y estructurales del sur global. Debemos mirar a los grupos marginados que se organizan contra el estado y considerar iniciativas que son de hecho municipalistas, aunque pueden no denominarse así dadas las especificidades del sur global.

 

Este texto está basado en un informe más profundo, también publicado por Minim. Disponible en inglés aquí.

Dima es una activista basada en Nueva York y El Líbano, candidata a doctorado en estudios islámicos y el medio oriente por la Universidad de Nueva York. Su investigación se enfoca en la política municipal y el municipalismo en El Líbano, tomando la guerra civil libanesa de 1975-1990 para enmarcar y entender la trayectoria de las municipalidades.

Traducción: Lorena Zárate.

Imagen de portada: B612.